lunes, 6 de diciembre de 2010

El interesante caso de Julian Assange y Wikileaks

Para nadie era un secreto que Dimitri Mendeléyev realmente no gobierna Rusa, que decir Berlusconi es sinónimo de fiesta, que el narco en México controla partes del país, que el verdadero presidente de Argentina era -hasta su muerte- Néstor Kirchner, que el fundamentalismo islámico recibe apoyo financiero de jeques saudíes, que el gobierno chino atacó al portal Google, que Estados Unidos sostiene una postura intervencionista en el ámbito mundial...

Pero si todo eso lo sabíamos, ¿por qué tanto azoro ahora? Tal vez por la misma razón que nuestra percecpción de una película cambia cuando al empezar aparece la leyenda "este filme se basa en hecho real". Y es que nunca será lo mismo sospechar que confirmar pues, a final de cuentas, lo primero nos ofrece el privilegio de la duda en tanto que lo segundo no.

El 28 de noviembre pasado, el sitio de internet Wikileaks publicó cerca de 250,000 cables diplomáticos del gobierno morteamericano. Julian Assange, director y fundador del sitio, afirmó que tal hecho no pone en peligro la vida de ninguna persona (fuentes, espías, agentes encubiertos, informantes...)  y, en cambio, responde al derecho fundamental que posee todo hombre y mujer a ser informado.  A partir de ese momento Wikileaks dejó de ser un sitio de internet ejemplar para el quehacer periodístico del siglo XXI para transformarse en un enemigo tan nocivo como el fundamentalismo, el terrorismo o el narcotráfico

El mayor delito que cometió este espacio fue liberar información que el gobierno norteamericano custodiaba en SIPRnet, red de internet creada en 2001 para que las misiones diplomáticas, las agencias federales y las Fuerzas Armadas compartieran datos secretos. Uno supondría que, dada su importancia, serían pocos los que tenían acceso al sitio... Pues bien, aquí aplica el prinicipio mexicano de "¿qué tanto es tantito?" pues la cifra es de 2,000,000 de usuarios, lo que equivale tan sólo al 0.64% de los estadounidenses. El problema no es confiar  secretos comprometedores a menos del 1% de tu población, más bien creer que ninguno de esos individuos va a rajar... ¡Vamos, que hay que ser un idiota consumado para suponer tal cosa!

Otro "crimen" fue salpicar a los gobiernos de medio mundo poniendo en evidencia que son un hato de mentirosos que mientras que nos dice, a los ciudadanos, una cosa, hacen otra. Peor ha sido, para colmo, la respuestas de algunas administraciones, como la mexicana que intentó defenderse diciendo que la información de los cables estaba descontextualizada. Al respecto dos comentarios. El primero es que esa es una salida lo mismo fácil que pobre y carente de ingenio pues implica que ningún historiador pudiera estudioar el pasado recurriendo a fuentes como ésta. El segundo es que negar lo evidente sólo ayuda a encabronar más a una población que ha sido, y sigue siendo, víctima de las mentiras del sistema político.

El caso de Julian Assange y de Wikileak es prueba feaciente de que ser políticamente incorrecto es un delito grave. Por ello ahora los más tramposos son los que buscan que olvidemos el mensaje promoviendo el linchamiento del mensajero. Pero lo peor, lo que más me aterra, es que parece ser que el mundo es como México pues en él el poderoso es intocable y el débil no debe dejar su papel de víctima. Resulta que hoy lo aceptable es mentir en tanto que lo cuestionable es denunciarla; lo admisible es torturar, lo objetable acusar; lo admirable es lavar dinero, lo incorrecto es acusar; lo conveniente es asesinar, lo errado litigar... 


Por último, para nadie es un secreto que vivimos en la "porqueriza global" y, sin embargo, olvidamos que es así porque lo permitimos, no porque esa sea su naturaleza...

lunes, 29 de noviembre de 2010

Diciembre no fue creado para descansar


En la medida en que diciembre se acerca, son más las personas que dan su segundo esfuerzo con tal de gozar unas merecidas vacaciones. Sin embargo, yo no lo tengo tan claro.

En principio, habría que definir el concepto "vacaciones". Mientras que para unos representa la posibilidad de no ir al lugar donde se labora, para algunosimplica dejar la ciudad para ir a la playa o la costa, en tanto que para otros es, simplemente, la ocasión de vagar como Dios manda.

Con orgullo afirmo mi pertenencia a los últimos, a ese colectivo cuyos miembros somos víctimas de la sociedad de consumo, que vivimos en carne propia el espejismo de las vacaciones navideñas y que creemos a pies puntillas en la máxima: "Diciembre no fue creado para descansar".

Cuando es un novato en esto, llega al último día de trabajo con una sensación de alegría que se suma a la del optimismo de quien se sabe dueño de su destino y de sus días. Ya sea con varias copas encima, o sin siquiera haberlas tocado, en el brindis de fin de año uno se vuelve  más agradable y efusivo con los compañeros del trabajo de tan sólo pensar en los gratos tiempos de vagancia que están por venir.

Sin embargo, esta sensación se disipa con gran facilidad. Basta la llamada del familiar  político que uno ni conoce, del amigo que casi nunca se manifiesta o de aquella tía que uno creía muerta para ver cómo se jode el plan gracias a una frase aparentemente inocente pero que en realidad es muy venenosa: "estoy organizando una pequeña reunión en casa y quisiera invitarte". Tal vez alguno haya alguien que piense que exagero, pero quienes creen que diciembre no fue creado para descansar saben a qué me refiero pues el problema con estos compromisos es que nunca vienen solos, siempre caen en cantidades generosas de tres, cuatro, cinco, seis...

De ellos, los que se deben evitar a toda costa son los de los conocidos; esas pérsonas que sin ser familiares ni amigos que "aparecen" mágicamente en este tiempo. Hay que recordar que pese a los buenos deseos que suele producirnos diciembre, también es un mes que gracias a ese maravilloso invento que es el aguinaldo, hace que otros nos vean con cara de cajero automático o de vendedor diamante de Amway.

A ello habría que sumar otros dos factotres: el tráfico y las compras que anteceden a la Navidad. El alejamiento del trabajo se traduce en un acercamiento al carro y la ausencia de horas nalga en la silla oficina se transforma en la abundancia de horas nalga en el coche sin nada más que hacer que pasar el rato escuchando la radio o mentándole la madre a quienes comparten con uno este viacrucis. En esta línea habría que considerar además, no podría ser de otra forma, un tipo de traslado que es aún más aterrador: el del cambio de los regalos que nos quedaron o no nos gustaron, lo que en realidad representa una enorme pérdida de tiempo y de energías que bien se podría estar mal gastando con una sabrosa siestecita o una buena terapia de aturdimiento televisivo.

La situación puede empeorar (en lo que denomino el efecto "navidad completa") cuando en medio de esa orgía de comidas que acompaña a diciembre se tiene la mala fortuna de ingerir un alimento en mal estado, peor aún si ello sucede en un festejo al que se asistió gracias a las tácticas intimidatorias de la pareja o los padres. De nueva cuenta uno pierde horas -tal vez días, según la afección que ataque- haciendo horas nalga  ahora sentado en el consultorio, en cama o, peor aún, en la diosa de porcelana.

Si diciembre no fue creado para descansar, entonces ¿para qué carajos existe? No tengo la menor duda de que se trata de un invento hecho por los patrones para que regresemos a trabajar con más ganas pues, a final de cuentas, el resto del año si se hizo para trabajar y bastante duro...

miércoles, 17 de noviembre de 2010

De Rock en tu idioma y otras zonceras ochenteras

Era bastante comercial, muchas veces simplón, un tanto superficial y la mayoría de las veces muy pegadizo y, pese a todo, nos encantaba. Era Rock en tu idioma, un proyecto de la disquera BMG para promover , a mediados de los años ochenta, a bandas poperas argentinas, españolas y mexicanas. Fue de este así, como los jóvenes de entonces descubrimos a Sosa Stereo, Enanitos Verdes, GIT, Toreros Muertos, Radio Futura, Hombres G, Orquesta Mondragón, Olé-Olé, La Unión, Botellita de Jérez, Kenny y los Eléctricos, Fobia, Caifanes...

El comentario hoy puede paracer nimio, tal vez exagerado, pero en la década de los años ochenta la historia era diferente. De entrada el tema de los grandes conciertos nos era del todo ajeno. En 1969 los Doors , con todo y el grandioso Jim Morrison, tocaron en un pequeño lugar llamado "Forum", si bien cuenta la leyenda que inicialmente, y a manera de engaño, se les había ofrecido la Plaza de Toros México. Años después, en 1982, Queen ofreció unos cuantos conciertos en Puebla, y en 1987 Miguel Ríos ofreció un concierto en la Plaza de Toros México para el que los boletos volaron y muchos nos quedamos sin la oportunidad de verlo.

Que no tuviéramos megaconciertos fue culpa del gobierno, al que las grandes concentraciones de jóvenes -al igual que en 1968- seguían sin gustarle y, en consecuencia, solía ponerse tan pesado para aiutorizar las tocadas, que muchos grupos interesados en presentarse en México, terminaban por desistir.

Lo anterior no significa que carecíeramos de espacios para escuchar música en vivo. En el caso de los grupos mexicanos, estaba "Rockotitlán" (su lugar hoy lo ocupa el "Bar Amapola"). Se trataba de un pequeño espacio en el que Fernando Arau, copropietario del lugar, presentaba entre chistes y albures a los mejores grupos del momento. Ocasionalmente, algún hotel céntrico traía a un grupo español para que ofreciera unos cuantos conciertos. Fue de esta forma como pude ver en febrero de 1988, y en compañía de Susi, a Olé-Olé y a su escultural cantante: Marta Sánchez.

El problema era que vivíamos en un país donde imperaba un censura tan estúpida que la esposa del presidente Miguel de la Madrid solicitó, y con éxito, a la única compañía de televisión por cable , que dejara de transmitir la señal de MTV por que sus videos eran inmorales. Curiosamente este defecto pareció desaparecer cuando Televisa los empezó a transmitir los sábados a las 9 de la noche 

Si esto es risible, más lo es decir que en la radio se censuró la canción "Devuélveme a mi chica", de los Hombres G porque en una parte se escuchaba la frase "sufre mamón", lo que no pasaba con  "Skápate, canción del grupo venezolano Desorden Público" que contenía la máxima memorable: "y cuando enamorado hagas el amor, no te olvides por favor de ponerte un condón". Cosas del destino y de la estupidez.

Esta censura era absurda porque, en su afán de mantener las buenas formas, se mostraba temerosa de un movimiento musical muy propio de la Generación X que no pretendía despertar conciencias, sino divertir a los jóvenes con canciones tan babosas como "Autos, moda y rock and roll" de Fandango; "Viviendo de noche" de Veni, vidi, vici; "Me quieres cotorrear" de Kenny y los eléctricos; "Quiero una novia pechugona" de La Trinca; "Mi aguita amarilla" de Los Toreros Muertos, y otras tantas más que no podían faltar en cualquier fiesta y que hoy, a veinticinco años de distancia, siguen siendo referente fundamental para toda una generación.

viernes, 29 de octubre de 2010

Los muertos se acercan...


En México las fiestas de "Halloween" y del día de muertos se entremezclan en estos días. Y es que parecería ser que no tenemos empacho alguno en festejar una fecha y la otra, en tanto que se trate de celebrar a nuestros muertos.

Hay gente que se toma muy en serio estas fechas, ya sea para convivir con sus difuntos o para buscar el mejor de las disfraces posibles para la fiesta; sin embargo, habemos otros (hemos habido otros, debería precisar) que concebimos el 31 de octubre para echar relajo y "hacer gamberradas", como solía ecir mi abuela.

Un par de años nos dio por literalmente atrincherarnos en casa del Lagartijo para hacer "de las nuestras". Nos reuníamos a las cinco de la tarde para llenar globos con agua, meterlos en cubetas y llevarlos a puntos estratégicos de nuestro fuerte. Éste era, en realidad, una parte alta de la casa que aún se encontraba en obra negra y que era ideal para atacar a nuestras víctima que, por lo general, eran grupos de adolescentes que por lo visto aún no se daban cuenta de que ya habían crecido.

¿Abusivo?, ¡cierto!; ¿alevoso?, ¡por supuesto!; ¿gandalla?, ¡incuestionable! Pero a la vez era divertido, o al menos lo fue hasta que tuvimos un incidente producto de la distracción y de la falta de comunicación. El Lagartijo había lanzado un globo con agua a un grupo de gandules, quienes ante la agresión, nos empezaron a insultar. Mientras ellos nos amenazaban y sin que me diera cuenta, Amat lanzó otro lobo que cayó en un coche que pasaba entonces y que frenó en seco. El momento mágico se dio cuando grité "a ver si son tan machos". Dediqué la frase a la banda de gandules, pero, lamentablemente, la escucharon los tres tipos que viajaban en el auto. Lo que recuerdo de la escena es que se bajaron rápidamente del auto, estaban bien "mamá dolores" y que uno de ellos espetó: "ahora ya se los llevó la chingada".

Vimos que abrían la cajuela del coche y nada más. Corrimos a refugiarnos en el primer lugar seguro que encontramos -un baño a medio acabar- y escuchamos una serenata de sonidos que incluyó el ruido de botellas estrelladas, el de un vidrio quebrado y el de madera que cedía a patadas. Aún cuando el escándalo había cesado tardamos un buen rato, el mismo que nos llevó serenarnos, en salir del escondite y bajar a la calle para ver "el estado del arte". Había por lo menos restos de cinco caguamas vacías, la casa continua tenía uno de los vidrios de la fachada rotos y la puerta del garaje del Lagartijo estaba astillada y con evidentes muestras de violencia.

A partir de entonces no hubo más globos con agua. Lagartijo se iría a vivir a Estados Unidos meses después, en 1987, y los demás, aunque fuera sólo por unos años, utilizamos el 31 de octubre para juntarnos y hacer cosas inéditas (y menos violentas), como ir a Rockotitlán, por ejemplo. Finalmente, en 1990 suspendimos toda actividad en esa fecha (recuerdo estar leyendo un texto aburridídsmo de los mexicas) tal vez porque, muy en el fondo, sabíamos que hay veces en la vida hay que liberarse del pasado para seguir adelante.

lunes, 18 de octubre de 2010

Sin título

Dicen que todo tiempo pasado fue mejor y yo, francamente, así lo creo. Está atrapado en nuestra mente bajo la forma de recuerdos y de idealizaciones que, lejos de ser testimonios fieles del pasado, son potentes drogas que nos hacen más tolerable el presente.

Recordar el pasado es una de las actividades que más me gusta, este blog es fiel testigo de ello, si bien es cierto que reconozco que ello no deja de ser un tanto doloroso pues recrear lo que ya dejó de ser es tener entre las manos recuperar por unos instantes algo que sabemos de sobre que nunca más volverá. Sin lugar a dudas este es otro camino más en la senda del masoquista.

Y todo esto lo traigo a colación porque desde hace un días no hago más que pensar en cuando tenía diecinueve años. "Qué fregona era esa época", me repito cada vez que pienso en aquella época en la que la libertad, los amigos, las fiestas, las mujeres y la diversión eran lo único que me importaban y en donde mi vida era aparentemente perfecta.

Remarco la palabra "aparentemente" pues después de babear un rato con los recuerdos procuro ponerlos en perspectiva y con ello, mi paraíso diecinuevesco se desvanece poco a poco ante las imágenes que van saliendo de los archivos más profundos de mi memoria y que nos destacan por ser precisamente los más gratos.

Así, repentinamente me percato de que aquel no ha sido el mejor de mis tiempos. Me vuelvo momentáneamente honesto y caigo en la cuenta de lo fácil que era ligar, pero lo difícil que resultaba encontrar una mujer para algo más que pasar el rato; lo fastidioso que podía ser ir a las fiestas para terminar la noche haciendo entregas a domicilio de bultos etilizados; lo molesto que podía ser llegar a casa y dar explicaciones a mis padres sobre cualquier cosa que quisieran saber; la monserga que en ocasiones resultaba tener que soportar ese ambiente tan pesado que imperaba en la universidad; y lo frustrante que podía ser creer en la libertad y no poderla vivir plenamente.

Todo tiempo pasado fue mejor... en la cabeza de cada uno, pues en la realidad, ha sido igual de bueno y  de malo -matices a parte- que el presente. Lo que pasa es que hay momentos en los que el aquí y ahora es tan crudo y confrontante, que nos nos queda más que recogernos y refugiarnos en aquellos momentos pretéritos que día con día nos confeccionamos a la medida.