martes, 31 de diciembre de 2013

El 2013 se va, se va...

Sé que no tengo perdón de Dios. Las pocas entradas que escribí fueron al inicio y al final de este año, y, sin embargo, estoy ahorea reflexionando sobre la totalidad del año.Una disculpa, pero ni modo, así soy de impresentable.

A reserva de otras ocasiones, no pienso quejarme ni lanzar improperios contra el 2013 pues, en general, me trató muy bien en lo académico, personal y profesional. Claro que hubo excepciones, algunos momentos malos, pero ¡bah!... ¿a quién le importa?

Entre todas las cosas que me quedaron pendientes y que ya quiero corregir es esta, la de mi blog. Lo descuidé mucho por motivos que expresé en una entrada anterior (la penúltima, me parece)  y, para ser sincero, hubo momentos en los que lo extrañé por ser un espacio catártico donde la alegría, el enojo, la nostalgia y los recuerdos se entremezclan y me permiten lo mismo desahogarme que entretenerme.

Si algo me enseñó este año, y en parte el 2012, es que hay que hacer las cosas con decisión para tener más posibilidades de éxito y si no éste no llega, ni modo, hay que seguirle dando duro para alcanzarlo. ¡Vamos, nadie es tan mal como para no alcanzar más de un triunfo en la vida de vez en cuando!

De igual forma, no hay que esperar a que llegue una fecha especial, como el fin de año, por ejemplo, para iniciar  o retormar un proyecto o para corregir el rumbo de uno que ya esté en marcha. Cualquier momento es bueno mientras uno tenga la motivación para hacer lo que quiera, y deba, hacer.

En fin lo que importa, amigo lector, es que el año 2014 sea generoso contigo en todo lo que necesites y en todo lo que quieras y, sin que sea, amenaza, nos volvemos a leer.

¡Un saludo!

martes, 17 de diciembre de 2013

El efecto Ferris Bueller

Tal vez para muchos el nombre de "Ferris Bueller" no les absolutamente nada, pero para quienes ya teníamos uso de razón  -o al menos eso creíamos- en los años 80, nos remite a una joya de la filmografía ochentera "Ferris Bueller Day's Off".

Escrita y dirigida por el inolvidable John Hughes, y protagonizada por Matthew Broderick, la película trata sobre algo que todos hicimos en nuestra época de estudiante, irnos un día de pinta, pero en lo que nunca tuve con éxito: evitar ser descubierto. Además de los toques holywoodescos que posee, la trama me resultó muy atractiva pues tiene mucho de aspiracional. Al salir del cine yo quería ser un Ferris Bueller profesional, un joven que se quedara con la tajada y el pastel, que se saltara las reglas sin que tuviera que pagar consecuencias por ello. Bastó un intento fallido para que me diera cuenta de que ese no era mi camino.  

Lo curioso de este fracaso es que no me impidió reconocer que en la vida si existen personas así; hombres y mujeres que hacen lo que se les da la gana y que siempre se salen con la suya y que las únicas secuelas que padecen por ello son, invariablemente, positivas. Eso es lo que denomino "El efecto Ferris Bueller".

Seamos sinceros. Todos hemos tenido un Ferris Bueller en la vida. Me acuerdo en especial de un alumno al que todo lo salía bien, al grado de que hizo una burrada tan colosal, que pensé que ahí iba a terminar su vida estudiantil. ¡Cuán equivocado estaba! Lejos de ser expulsado, su expediente quedó sin mácula, se posicionó como un estudiante ejemplar y recibió una disculpa por parte de las autoridades.

Para ser parte de este efecto, hay que tener un desparpajo y desfachatez comunales, un desprecio bestial por las reglas y los convencionalismos, un espíritu valemadrista descomunal y, por encima de todo, una gran inteligencia.

Lo de la inteligencia es básica, indispensable me atrevería a decir, porque este juego no consiste en evitar ser descubierto (tarea imposible de conseguir); lo más importante en realidad es convertir esos fracasos que todos tenemos en la vida en éxitos poderoso, en ponerle a la derrota el maquillaje de la victoria y en ocultar nuestras debilidades tras fortalezas debidamente exageradas. Ese eso consiste el verdadero  "El efecto Ferris Bueller".

Y para que no se me acuse de ser un egoísta o un grinch, aquí les dejo una de las escenas que más me gusta de la película: