Tal vez para muchos el nombre de "Ferris Bueller" no les absolutamente nada, pero para quienes ya teníamos uso de razón -o al menos eso creíamos- en los años 80, nos remite a una joya de la filmografía ochentera "Ferris Bueller Day's Off".
Escrita y dirigida por el inolvidable John Hughes, y protagonizada por Matthew Broderick, la película trata sobre algo que todos hicimos en nuestra época de estudiante, irnos un día de pinta, pero en lo que nunca tuve con éxito: evitar ser descubierto. Además de los toques holywoodescos que posee, la trama me resultó muy atractiva pues tiene mucho de aspiracional. Al salir del cine yo quería ser un Ferris Bueller profesional, un joven que se quedara con la tajada y el pastel, que se saltara las reglas sin que tuviera que pagar consecuencias por ello. Bastó un intento fallido para que me diera cuenta de que ese no era mi camino.
Lo curioso de este fracaso es que no me impidió reconocer que en la vida si existen personas así; hombres y mujeres que hacen lo que se les da la gana y que siempre se salen con la suya y que las únicas secuelas que padecen por ello son, invariablemente, positivas. Eso es lo que denomino "El efecto Ferris Bueller".
Seamos sinceros. Todos hemos tenido un Ferris Bueller en la vida. Me acuerdo en especial de un alumno al que todo lo salía bien, al grado de que hizo una burrada tan colosal, que pensé que ahí iba a terminar su vida estudiantil. ¡Cuán equivocado estaba! Lejos de ser expulsado, su expediente quedó sin mácula, se posicionó como un estudiante ejemplar y recibió una disculpa por parte de las autoridades.
Para ser parte de este efecto, hay que tener un desparpajo y desfachatez comunales, un desprecio bestial por las reglas y los convencionalismos, un espíritu valemadrista descomunal y, por encima de todo, una gran inteligencia.
Lo de la inteligencia es básica, indispensable me atrevería a decir, porque este juego no consiste en evitar ser descubierto (tarea imposible de conseguir); lo más importante en realidad es convertir esos fracasos que todos tenemos en la vida en éxitos poderoso, en ponerle a la derrota el maquillaje de la victoria y en ocultar nuestras debilidades tras fortalezas debidamente exageradas. Ese eso consiste el verdadero
"El efecto Ferris Bueller".
Y para que no se me acuse de ser un egoísta o un grinch, aquí les dejo una de las escenas que más me gusta de la película:
Y para que no se me acuse de ser un egoísta o un grinch, aquí les dejo una de las escenas que más me gusta de la película: