Transformamos las décadas, como si tuvieran vida por sí mismas, en momentos místicos, en cierres de ciclos que, como teóricamente dirían los romanos, ad ovum, nos llevan a reflexionar sobre lo que hemos hecho de nuestras idas y lo que deseamos hacer con ellas a futuro --cuan corto o largo sea éste.
En retrospectiva puedo asegurar que, si de ciclos se trata, el mío se empezó a cerrar hace dos años si bien no veo el día en que finalmente se cierra. Inició, lo recuerdo bien, el 29 de marzo de 2007 con una pérdida sensible y,a partir de entonces, mi vida no dio uno, sino varios giros inesperados.
Hoy no tengo el trabajo que entonces tenía; "la apliqué" de la misma manera que "me la aplicaron"; inicié proyectos que juré y perjuré que, so pena de ser llamado pendejo, jamás iniciaría; tenía certezas que han devenido en dudas que que me intranquilizan; he conocido personas que ni en mis más alucinadas ensoñaciones pensé hallar; me he reencontrado con otras que cómodamente formaban parte de un pasado archivado que no creía resucitar; migré de una vida cómoda y tranquila a otra en la que cada día se dan con más frecuencia los sobresaltos y las incomodidades.
En fin, el caso es que he comprobado que mi teoría sobre el paso del tiempo era errónea. ¡Tonto de mí! Siempre había pensado que con los años uno encontraba las respuestas y, con ellas, la tranquilidad; y ahora veo, justo al umbral de los cuarenta tacos --y cinco décadas de vida-- que me encuentro con más dudas y telarañas mentales que cuando estaba a punto de cumplir los 20 años. No tengo la menor duda de que este batiburrillo en el que hoy me encuentro, lejos de ser un motivo de desasosiego o depresión, es una invitación para afrontar la nueva década con menos soberbia y mas humildad... La pregunta será: ¿podré hacerlo?
En esta tercera época, Histerietas sigue siendo ese espacio catártico donde vierto mis ansiedades, histerias, agrados, indignaciones y preocupaciones.
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viernes, 27 de marzo de 2009
30 + 10 = 40 años
No me importa confesar que el próximo 8 de julio cumpliré 40 años, o como los amigos del eufemismo dicen los 30+10 años.
miércoles, 28 de enero de 2009
Hace casi 40 años...
Con orgullo afirmo que soy sesentero. Poco menos de cinco meses, que en términos contables se transforman en una década de existencia, fueron la diferencia para que naciera en los contraculturales y decadentes años sesenta.
Claro está que no guardo recuerdos conscientes de esos primeros cinco meses de vida y tampoco deseo rememorarlos pues tengo la certeza de que debieron ser bastante traumáticos. En cambio, y a raíz una obsesión que me dio la semana pasada, deseo hacer un repaso de mis primeros años de vida con un listado -que no aspira a ser exhaustivo- de aquellas cosas que hoy existen pero que en julio de 1969 eran propios de la ciencia ficción para la mayoría de los mortales.
Dicho lo dicho, esta es la lista:
- Los videojuegos, ni siquiera el arcaico y pleistocénico mesapong.
- Los teléfonos celulares (a Dios gracias, dirán muchos).
- El walkman, disckman, Ipod o cualquier otro reproductor portátil de música.
- La música disco, funky, punk, glamrock, electrónica, acid
- La videocaseteras Beta o VHS. Quien quisiera ver una película en casa, tenía que esperar a que la pasaran en la televisión 10 años después de su estreno.
- El concepto de internet eran tan disparatado, que ni al propio Julio Verne se le hubiera ociurriodo.
- El Sistema de Posicionamiento Global (GPS), que le hubiera ahorrado a mi mamá tantos disgustos por la falta de orientación de mi padre.
- Las computadoras en casa, lo que hacía que la escritura de una tesis fueran mucho más fastidiosa.
- Liquid Paper por lo que los errores al escribir "podían salirte caros".
- Post-it para no olvidar recados y tareas al escribirlos en unos papeles que, de tan pequeños, siempre terminas perdiendo.
- La televisión por cable, un auténtico horror si asumimos que la abierta ya era bastante "malita" desde entonces.
- El control remoto en su versión inorgánica (la orgánica éramos los niños cuando nuestros papás nos ordenaban que cambiáramos de canal, un buen método, a la postre, para aprendernos los números).
- Las recetas médicas para comprar anfetaminas. Muchos estudiantes universitarios la compraban para preparar los exámenes -o seguir la juerga- por varios días y sin necesidad de recurrir a esa perdida de tiempo, para algunos, que es el dormir.
- El VIH, con lo cual, se podía tener una vida sexual lo suficientemente disipada a sabiendas de que si las cosas salían mal, la penicilina obraba milagros.
- Las tomografías computarizadas (TAC), de tal suerte que los cirujanos operaban usando radiografías muy parecidas a las pinturas rupestres de Altamira.
- Mcdonalds. Las únicas hamburguesas "gringas" eran las de Burguer Boy y tenían competencia con las mexicanas, representadas por el famoso "Tom Boy" (un verdadero genio al que se le ocurrió tan peculiar nombre).
- Los Frutsis, por lo que los niños nos teníamos que envenenar con los raspados que se vendían en las heladerías Danesa 33 (RIP) o con la naranjada Bonafina.
- Los extranjeros no podían jugar en la 2ª división del futbol mexicano (no había esas jaladas de la 1ªA).
- América y Guadalajara no compartían jugadores, lo que ayudaba a acrecentar la rivalidad entre ellos.
- El Necaxa no existía (como pronto volverá a suceder).
- Los presidentes de la República y los gobernadores de cualquier otro partido que o fuera el PRI.
- Una España sin Franco y su dictadura (aún le restaban poco más de 6 años para ello).
- Una moneda sin tres ceros, por lo que mil pesos de entonces valían eso, mil pesos.
Estás son algunas de las cosas y situaciones que no tuvimos a los niños de mi generación y, pese a ello, tuvimos una niñez feliz, al menos en mi caso. Lo que me pregunta es ¿hubiera sido mi vida igual de haberlas tenido?
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