Mostrando entradas con la etiqueta tarjeta de crédito. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta tarjeta de crédito. Mostrar todas las entradas

sábado, 7 de abril de 2012

Clonando, que es gerundio

Día tras día las autoridades nos dicen que las transacciones vía internet son seguras y que los consumidores, los aparentes villanos de esta historia, debemos perder nuestra miedo atávico a usar este medio de compra. Es más, hay ocasiones en las que los argumentos oficiales llegan al extremo de presentar una dicotomía entre civilizado -quien compra vía internet- y salvaje -quien desconfía de la red para adquirir bienes-. Sin embargo, esta discurso pierde toda credibilidad ante una realidad en la que la clonación de las tarjetas crece desbocadamente.

Y si digo lo anterior, lo hago con conocimiento de causa. Cuatro veces, dos en los últimos seis meses, han sido clonadas mi tarjeta de crédito y débito. La primera vez fue hace como unos diez años en el supermercado. Mí esposa habíamos hecho la compra semanal y al momento de pagarla, la cajera me dijo que la tarjeta no pasa. Tras varios intentos, todos infructuosos, hablé al banco para saber qué es lo que estaba pasando. Me informaron que alguien había querido comprar una cocina vía internet utilizando mi número de tarjeta de crédito, pero como el monto de esta superaba mi crédito y la compra era sospechosa, decidieron bloquearla. Curiosamente, la última vez que había utilizado mi plástico fue en el Sushito de la colonia Nápoles (Insuregentes Sur 753), donde tuve que firmar el voucher a la antiguita, dizque porque no servía la terminal.

La segunda ocasión me ocurrió hace dos años. Quería comprar unos tristes calcetines y la tarjeta no volvió a pasar. Intuí lo que pasaba y en vez de insistir, llamé al banco. Me informaron que alguien había intentado hacer compras en Europa con mi tarjeta y, dado lo inusual del movimiento, decidieron bloquearla por mi seguridad.

La tercera ocurrió hace seis mese, y fue con mi tarjeta de débito. Acaba de hacer un pago en línea y al ver mi estado de cuenta, noté que me faltaba dinero. Revisé los últimos movimientos y descubrí que en los dos últimos días -y cuando el plástico estaba vencido- se habían hecho seis compras por un monto de 7,000 y tantos pesos. Ahí el asunto fue diferente, pues como ya me habían metido el gol, tuvo que levantar seis quejas para reclamar la devolución de mí dinero bajo la condición de que si éstas no procedían, debería pagar 300 pesos más IVA por cada una de ellas. Finalmente, los dictámenes salieron a mí favor.La última vez que había usado la tarjeta fue en la gasolinería ubiucada entre las calles de Georgia y Nebraska, colonia Nápoles.

La última sucedió ayer, aunque me enteré apenas hoy. Al levantarme esta mañana me dio por escuchar los mensajes en la contestadora. Contrario a la costumbre, había un mensaje. Era del banco en la que tengo mi tarjeta de crédito y me habían buscado porque el día de ayer se había cargado a mí tarjeta una compra en Aeromexico por un valor superior a los 10,000 pesos. El movimiento les pareció raro porque hubo otros tres intentos fallidos para comprar en el sitio. Ahora tengo que esperar a que el banco me envié un formato de queja para llenarlo y reenviarlo, hablar a un teléfono, dar mí número de folio y esperar a que el dictamen salga a mí favor. En tanto, el banco a tenido la atención de poner el monto con la condición de que si no salen bien las cosas, tendré que pagarles pesos sobre peso. Las dos últimas veces que utilicé la tarjeta de crédito fue para pagar en línea a Gandhi y el lunes de esta semana para pagar la anualidad del Sanatorio Español. 

A estas alturas ya estoy hasta la madre de que la tarjeta de crédito/débito sea más un dolor de cabeza que una ayuda; que lejos de darme la facilidad de permitirme no llevar encima efectivo, sea un auténtico motivo de angustia y desconfianza. 

Es por todo lo anterior que me río de esas autoridades que dicen que cada día es más seguro el uso del plástico en México. ¡Qué les crea su madre!

miércoles, 16 de marzo de 2011

Banamex apesta

Fuente:http://www.flickr.com/photos/krynowekeine/2783611660/
Con más de cien años de vida, y propiedad ahora de norteameriocanos, Banamex no sólo es el banco decano de México, es, también, uno de los más malitos del país.

En principio, debería decir que en este país el término "banca" bien puede ser tomado como sinónimo de "mediocridad", " mezquindad", y "vileza", por no decir que es la usura legalizada y, peor aún, de una injusticia institucionalizada que les permite pagar al ahorrador interesea del 3 ó 5 por ciento en tanto que cobrar al acreedor un 50 ó 60 por ciento de interés.

Ante esta evidente estafa, y gracias a las quejas de miles de usuarios enfurecidos, el año pasado nuestro senado procuró poner fin a esta situación. Fue un intento tibio, como de costumbre, que se silenció antes la advertencia de los grandes banqueros de que poner límites justos a las tasas de interés que cobraban a los deudores, "generaría un grave daño a la nación". Bastó la amaneza del capital para que el poder legislativo se arrugara.

No sé de economía ni de finanzas, así que no puedo asegurar que lo anterior es cierto o no; pero me queda clara que tratar a sus clientes como seres humanos y ofrecerles un buen servicio "generaría un gran beneficio a la nación". Bien que lo saben los banqueros, pero les importa un pepino hacerlo en tanto siga jugando a su favor la ley del embudo.

Ahí está el ejemplo de Banamex. En diciembre del mes pasado, le robaron  la cartera a mi esposa. En ella traía una tarjeta de débito de este banco. Aunque levantó el reporte nada más darse cuenta de la ausencia, fue muy tarde pues le habían vaciado la tarjeta de débito (gracias a esa mala costumbre que tenemos de no pedir una identificación oficial al pagar con una tarjeta). El trámite de reembolso que, en prinicipio debía concluir a inicios de enero, se ha prolongado hasta el día de hoy sin que mi esposa haya recibido una respuesta satisfactoria... ni tampoco su dinero.

En contrparte este mes me retrasé en el pago de mi tarjeta de crédito -que es Banamex, claro está-. Habían pasado dos días de la fecha límite y ya me estaban llamando a mi celular y a mi casa para recordarme, posteriormente exigirme, que saldara el adeudo. La situación me molesta porque no es un asunto de dinero, también de historia. En más de 10 años de usar el plástico, sólo en dos ocasiones -ambas por olvido- no liquidé a tiempo el total mensual de lo adeudado. No señor, cuando el dienro está por medio, la amabilidad deviene en amenaza, la lealtad de antaño en un intento de estafa y el cliente en delincuente...

Contamos con una banca de mierda porque tenemos una clase política que está a su misma altura. Del mismo modo como los políticos nos ven con cara de voto, los bancos hacen lo propio con el símbolo de $. Cada día estoy más convencido de que el colchón sigue siendo el mejor banco: no te juzga, tampoco te acosa y, en cambio, es cómodo y siempre "se amolda a nuestras necesidades".